Orilla, un pequeño pueblo al lado de un gran río. Con su Guardarríos vigilando la corriente, su Fuente Silenciosa, sus gentes de vida pobre, con sus miedos y sus supersticiones. Orilla, al borde del Bosque de las Señales, con el Silo de la Reina repleto de buen grano y el Antemagistrado Dorios como gobernante máximo. Orilla, fea, desconfiada, gris.
Ainara es para Orilla como el agua para el sediento, como fuego para el aterido. Ellos no lo saben y ella tampoco. La realidad de las cosas se sucede inesperada.
Hubo un tiempo en que la música llenaba las casas de alegría. Pero aquello acabó.
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